El hambre y la desnutrición siguen siendo grandes obstáculos para el desarrollo de muchos países. El número de personas que padecen hambre comenzó a aumentar espaciosamente en el 2015, se calcula que alrededor de 820 millones de personas padecen hambre actualmente. De estos, 155 millones son menores de cinco años con malnutrición crónica y, los últimos datos que se han podido contrastar hablan de 2.000 millones de personas con carencias de micronutrientes, lo que se conoce como “hambre encubierta”.
Según estimaciones de la ONU, en 2050 serán 2000 millones de personas quienes vivan en dicha condición. Es necesario actuar rápidamente para proporcionar alimentos y ayuda humanitaria a las regiones que corren más riesgo.
La ciencia, la tecnología y los avances sociales de muchas de nuestras sociedades en las últimas décadas nos han permitido empezar a mirar hacia un mundo mejor.
En lo que se refiere al hambre, hoy, contamos con conocimientos y estrategias que no hubiésemos imaginado hace unos pocos años. Como lo es el aprovechar el potencial nutritivo y económico de la moringa, la cual se presenta como un factor importante en la lucha contra la desnutrición y la pobreza. Puede emplearse tanto en prevención de la desnutrición, como contribuir al tratamiento de la misma.
Según una investigación hecha por el Departamento de Química de la Universidad de Agricultura de Faisal abad, Pakistán, la Moringa posee una cantidad sorprendente de minerales, aminoácidos esenciales (los básicos para el cuerpo) y proteínas, vitaminas, beta caroteno y antioxidantes de distinta naturaleza, así como diferentes compuestos fenólicos (zeatina, quercetina, beta-sitosterol, ácido caffeoylquinico y kaempferol).
La Moringa es un árbol originario del norte de la India que se encuentra ampliamente distribuido en las regiones tropicales y subtropicales de África, Asia y América Latina. Fue descubierta por Médicos sin fronteras entre 1974 y 1976. Hay documentos que indican que en 1992 varios médicos quedaron varados en Malaui y que, como tenían que darles de comer a las personas, les dieron hojas de moringa como alimentos; por eso le llaman árbol milagroso, árbol de la vida. El consumo de la moringa como un alimento más, mejora de las cualidades nutricionales de la dieta. Puede emplearse tanto en prevención de la desnutrición, como contribuir al tratamiento de la misma.
La Moringa puede emplearse en el tratamiento de agua, siendo especialmente interesante a nivel domiciliar, por su bajo coste y su fácil manejo. También puede ser empleada en el lavado de manos por su actividad antibacteriana.
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Mateus Alex Barbosa Dedê
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